A través del Sello Verde, la Cámara Chilena de la Vivienda lidera un nuevo estándar habitacional que protege el entorno, reduce el impacto ambiental y mejora la calidad de vida de las comunidades.
Chile, 2025.
En medio de la crisis climática global, la manera en que construimos nuestras ciudades se ha vuelto tan importante como el número de viviendas que se levantan. En Chile, el sector de la construcción representa un alto porcentaje de emisiones contaminantes y uso de recursos. Por eso, la Cámara Chilena de la Vivienda ha decidido tomar un rol activo en la transformación: construir menos contaminante, más eficiente y más humano.
Para ello, ha creado e implementado el Sello Verde, una certificación que reconoce y promueve proyectos habitacionales que cumplen con altos estándares de eficiencia energética, uso responsable de materiales, gestión de residuos, integración con áreas verdes y respeto por los ecosistemas locales.
“La vivienda del futuro es aquella que se adapta a su entorno y no lo destruye. Que permite ahorrar agua, energía y genera calidad de vida para quienes la habitan”, explica Ignacio Echeverría, coordinador nacional de sostenibilidad de la Cámara.
Hasta el momento, más de 80 proyectos habitacionales en distintas regiones del país han iniciado su proceso de certificación, muchos de ellos en colaboración con municipios y cooperativas locales. El Sello Verde evalúa variables como:
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Uso de materiales reciclables o de bajo impacto ambiental
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Incorporación de energías renovables o calefacción eficiente
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Gestión hídrica y sistemas de reutilización de aguas grises
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Diseño bioclimático y confort térmico
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Cercanía a transporte público y servicios
Además, la Cámara ha impulsado capacitaciones a constructoras y profesionales, promoviendo una nueva cultura constructiva en Chile. Esto se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y con compromisos asumidos por el país en materia de cambio climático.
El Sello Verde no es solo un estándar técnico: es también una herramienta educativa. Las comunidades que acceden a estas viviendas aprenden a utilizar de manera eficiente los recursos, generando un cambio cultural que perdura en el tiempo.
Para la Cámara, construir con criterios ecológicos ya no es una opción, sino una urgencia. Y con este sello, espera demostrar que la justicia social y la justicia ambiental pueden ir de la mano en cada proyecto habitacional.
